Thorin, Escudo de Roble en "El hobbit. La desolación de Smaug"

por Juan Luis Sánchez

A cualquiera que vea de cerca a Richard Armitage le llamará poderosamente la atención que el enano con más tirón de las carteleras del momento, es bastante alto en la realidad (mide 1,87, siete centímetros más que el ya de por sí elevado Ian McKellen). Repite como Thorin, Escudo de Roble en "El hobbit: La desolación de Smaug", segunda de las tres entregas en las que Peter Jackson ha dividido el libro de J.R.R. Tolkien.

¿Cómo se consigue que alguien que mira a todo el mundo desde arriba parezca mucho más bajo en la pantalla?

La magia del cine se logra mediante una combinación de técnicas. A veces se usan plataformas para elevar a los otros actores, pero también hemos utilizado decorados grandes y combinaciones de personajes mediante técnicas digitales.

Precisamente, Peter Jackson utiliza las novedosas cámaras Red Epic para conseguir una mejor integración de los personajes. ¿Afectó al rodaje utilizar la técnica más novedosa?

Se trata de una cámara digital que admite objetivos cinematográficos. Por un lado, creo que se tarda más tiempo en elaborar cada escena, porque ensayamos primero todos juntos y luego por separado. Finalmente, como cada personaje tiene un altura distinta, rodamos la escena todos los actores que tengan que salir, y luego algunos por separado, frente al croma.

La parte positiva es que facilita mucho la integración de los personajes, queda todo bastante bien.

Aparte de que su altura es radicalmente distinta, ¿se parece el personaje, Thorin, a usted?

En un primer momento pensaba que éramos radicalmente distintos. Pero suponía para mí un desafío poder interpretarlo. Utilizo la técnica de buscar partes de mi vida que puedan ayudarme a entender las situaciones que tiene que afrontar. Me encanta que en el proceso creativo al principio el personaje esté muy lejos de mí, pero que luego nos acerquemos poco a poco.

Thorin se distingue por su tozudez, que pude encontrar en mí, aunque no tan desarrollada. Era también muy interesante mostrar su evolución, pues al principio parecía una piedra, pero poco a poco se va 'humanizando', dentro de que no puede tener sentimientos humanos, porque es un enano.

Una de las grandes sorpresas de "El hobbit: La desolación de Smaug" es el dragón. ¿Conocía el equipo artístico su apariencia? ¿Cuál fue su reacción al verlo?

Lo acabamos de ver. Peter Jackson lo mantenía muy en secreto. Nos encantó, y eso que ya se habían mostrado muchos dragones en el cine. Yo tengo que decir que está muy bien hecho, y sobre todo que responde a lo que yo había imaginado. El dragón está ya inventado, desde 1937, cuando Tolkien publicó "El hobbit". Yo tenía una imagen en mente de cómo era, pues había visto las ilustraciones clásicas, y Peter Jackson quería ser fiel a la iconografía que subyace en el recuerdo de los lectores.

Tengo que decir que me impresionó que su cuerpo tenga forma de serpiente, pues responde a lo que yo había pensado. Me gusta que salga mucho más que en el libro, pues allí apenas aparece.

El film da una enorme importancia al Arca de Piedra, especialmente ligada al destino de su personaje. ¿Por qué se ha hecho esto así?

Se ha subrayado este elemento desde el prólogo, cuando mi personaje, Thorin, se encuentra con Gandalf y hablan sobre él. Muy importante porque se entiende que quien lo posea se puede convertir en un líder, o sea que es un elemento de unión entre los individuos.

También tiene gran interés que muestra que la codicia no es sólo inherente a los objetos mágicos e irreales. Nos dijo Jackson que lo más importante era que el anillo tiene poder, pero el arca no, e igualmente desata la ambición.

¿Era usted seguidor de Tolkien antes de rodar el film?

Desde muy pequeño. Leí "El hobbit" muy pronto. Se me puede considerar un fan apasionado.

Como tal, ¿qué opina de los pequeños cambios que introduce Peter Jackson? ¿Suponen una traición al autor?

No, en todo caso creo que se pueden considerar un sentido homenaje a J.R.R. Tolkien. La mayor parte de los mismos provienen de los apéndices, por lo que en realidad están inspirados por lo que el mismo escritor ha rehecho cuando volvió a revisar su obra unos años después, terminado ya El Señor de los Anillos. Creo que para los fans poder ofrecerles una versión así es un lujo. Por ejemplo, en el libro original Tolkien daba pocos datos de la Batalla de los Cinco Ejércitos. Pero en la película se sabrá qué son, y de dónde vienen. Esto enriquece la experiencia del público.

¿Qué consecuencias tiene que Peter Jackson sea un gran experto en la Tierra Media? ¿Es muy meticuloso e incluso pesado con los detalles?

En realidad, han trabajado en el rodaje algunos más entendidos que él. Estuvo con nosotros Stephen Colbert que le deja a la altura del betún (risas).

Pero sí, Jackson tiene sobre todo muy claro quién es cada personaje y qué aporta a la historia de la Tierra Media. Tiene a cada uno en su cabeza. Es como una enciclopedia.

Pero no es tan cerrado como se puede suponer. Precisamente no tiene miedo a transgredir las reglas, introduciendo esos pequeños cambios de los que hablaba anteriormente. Le admiro por eso. Los grandes genios son los que se arriesgan a introducir modificaciones y consiguen que éstas funcionen.

Entre el público también hay muchos incondicionales de Tolkien. ¿Cómo lleva la relación con ellos?

En realidad, tengo poco contacto con ellos. No estaban presentes cuando hemos rodado. Sólo les he visto en algunos encuentros con ellos que se han organizado, y actos de presentación del film, o en la Comic Con de San Diego. Pero ha ido todo muy bien. Me encanta ese tipo de individuos, y además tenemos que cuidarles porque esperan con ansia el estreno de la película.

¿Se portan bien con usted?

Precisamente, aquí en España ayer se acercó un apasionado, y me regaló un muñeco de mi personaje en una caja que parecía un ataúd, no creo que eso tenga un sentido amenazante (risas). Le di las gracias por enseñármelo pero me dijo que me lo podía quedar. Es un detalle encantador, y hasta ahora lo más sorprendente que me ha ocurrido con ellos.

Ha hablado usted anteriormente de los aspectos religiosos de El hobbit, que se deben al catolicismo de Tolkien, ¿cree que se mantienen en la película?

En realidad, creo que en el film subyace un subtexto religioso, no específicamente católico, aunque deriva de Tolkien, pero sí cristiano y en general espiritual. Por ejemplo, los elfos piensan en lo que les espera después de la muerte, por lo que subyace el tema de que existe otra vida. Creo que esto dará que pensar al espectador.

¿Qué otros valores divulga la película?

Opino que mi personaje, Thorin, representa el honor. Bilbo Bolsón sería la valentía. Para los elfos, esto que comentaba de la otra vida. Los otros enanos muestran lo que ocurre cuando se tiene una ambición desmedida.

En general creo que el film está lleno de valores positivos.

¿Cuál es su momento favorito del cine?

Me dejó una gran huella la secuencia de la cabeza de caballo de El padrino.

¿Siempre quiso ser actor?

He tenido mucha suerte. No tengo claro que quisiera dedicarme definitivamente a esto. Sí sabía que tenía que trabajar en la industria del espectáculo. Empecé en el teatro, actuando durante mucho tiempo con la Royal Shakespeare Company. Un poco por accidente entré en el cine, y me ha ido mejor de lo que esperaba.

Cada vez puedo elegir mejores personajes, por lo que tengo perspectivas de que pueda ir cada vez más hacia arriba.